La palmera canaria, Phoenix canariensis, puede cruzarse con cualquiera de las otras especies del género Phoenix y con
ninguna otra palmera de otros géneros. Las semillas resultantes de los cruces
dan lugar a plantas híbridas variables, más o menos intermedios entre el padre
y la madre. Hoy muchas palmeras y muchos palmerales están “contaminados”
genéticamente por alguna de las especies exóticas del género Phoenix y el
problema sigue agrandándose y amenazando la integridad genética de la especie
autóctona. La datilera doméstica, Phoenix dactylifera, es con creces la
especie que ha dejado más huellas en los palmerales de Canarias.
Phoenix canariensis es una especie endémica de Canarias y en cambio Phoenix dactylifera no tiene patria conocida y tal vez no sea ni siquiera una especie propiamente dicha. La datilera es cultivada desde hace al menos 5.000 años y ha sido uno de los primeros frutales domesticados en el viejo mundo, junto con la vid, el olivo y la higuera. Se cultiva a gran escala desde tiempo inmemorial en la Península arábiga y el Norte de África y desde épocas más recientes en otros países áridos.
A grandes rasgos
podemos diferencias las especies porque la canaria es más robusta, más
verde y más frondosa. La datilera doméstica, en cambio, es más “de desierto”,
más delgada, su copa es más grisácea o azulada y produce los verdaderos
dátiles.
La datilera vive
en Canarias desde tiempos inmemoriales. Es difícil establecer una fecha de
llegada y es posible que se haya introducido y reintroducido en varias
ocasiones por los barcos que hace cientos y miles de años visitaron Canarias y
sin duda habrán llevado dátiles en sus despensas. Se considera que ya los
fenicios pudieron haberla introducido.
En Canarias estaos individuos no tuvieron ninguna importancia económica, ya que era la palmera Canaria de la que se obtenía gran beneficio, incluso del dátil, con el que se alimentaba al ganado, por eso se piensa que pocos palmerales han sido contaminados. Es durante las últimas décadas que las datileras se extienden desmedidamente por el territorio. Se importaron miles de plantas adultas para decorar las nuevas urbanizaciones hambrientas de verde rápido. Infinitos centros turísticos de Canarias se decoraron con las palmeras que durante las décadas anteriores habían sido plantadas y regadas en el Sureste de Iberia y en el Norte de África para cosechar sus frutos y hojas.
En Canarias estaos individuos no tuvieron ninguna importancia económica, ya que era la palmera Canaria de la que se obtenía gran beneficio, incluso del dátil, con el que se alimentaba al ganado, por eso se piensa que pocos palmerales han sido contaminados. Es durante las últimas décadas que las datileras se extienden desmedidamente por el territorio. Se importaron miles de plantas adultas para decorar las nuevas urbanizaciones hambrientas de verde rápido. Infinitos centros turísticos de Canarias se decoraron con las palmeras que durante las décadas anteriores habían sido plantadas y regadas en el Sureste de Iberia y en el Norte de África para cosechar sus frutos y hojas.
Hoy tenemos en las Islas palmerales canarios puros y palmerales híbridos pero cada población es un caso distinto. La mayoría de las poblaciones alejadas de ciudades y pueblos son puras y en general se observa un alto grado de pureza en La Gomera y un mayor avance de la hibridación en las islas orientales. Además, hay híbridos en los jardines de casi todos los núcleos urbanos de cierto tamaño. El problema se está agrandando a la vez que se siguen importando y plantando palmeras datileras.
Para las poblaciones ya muy hibridadas quizás sea demasiado tarde pero los palmerales puros o casi puros, están a tiempo de ser estudiados y recuperados, eliminando con criterio a los “culpables” y por supuesto evitando que en los territorios cercanos se planten o germinen nuevas Phoenix híbridas o exóticas.
En la última década los viveros de Canarias han dejado casi por completo de sembrar Phoenix dactylifera, tanto por haberse desarrollado una mayor conciencia del problema como por la aparición en el mercado de “nuevas” especies de palmeras, más ornamentales que la datilera e incapaces de producir híbridos con la especie canaria.
El escándalo de los últimos años fue tan grande que en el B.O.E. N. 247 del 13 /10/2004 se prohíbe importar toda especie de Phoenix a las Islas (orden APA/3281/2004)
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