El rabo de gato, Pennisetum
setaceum, es una especie originaria del África oriental introducida en las islas,
donde tiene carácter invasor, representando una de las amenazas más
preocupantes para la flora autóctona. En las islas se encuentra representada
por la subespecie orientale. Se trata de una
planta rizomatosa y cespitosa. Se conoce como "rabo
de gato".
En Canarias
podemos observarla en pastizales y herbazales de ambientes alterados. Matorral
de medianías, piso basal, Zonas urbanizadas, terrenos de cultivos, franja
litoral halófila… Es una planta poco exigente respecto al tipo de suelo,
solamente necesita espacios abiertos, soleados y cierta humedad edáfica.
Además, es una especie muy resistente al fuego, éste incluso estimula su
crecimiento. Resiste elevadas temperaturas y condiciones de sequía, en cambio,
no tolera el encharcamiento.
Esta gramínea
llegó al archipiélago en 1943 procedente del Norte de África debido a su valor
ornamental y arraigó. Su acomodo fue tan intenso que se ha convertido en una
especie invasora que compite con las especies no sólo vegetales de las islas y
las amenaza alarmantemente. Su dispersión natural, se ve acentuada por la
antrópica, que ayuda debido a la alteración del medio y la red viaria.
Provoca la
alteración en la distribución y abundancia de especies propias de Canarias, y
en la sucesión natural de la vegetación nativa. Provoca además muchos problemas
como: cambios de salinidad, de pH o competencia por nutrientes, minerales u
luz. También puede modificar el régimen de incendios.
Actualmente en
Canarias, Hay numerosos proyectos que se encargar de erradicar esta especie,
pero es una ardua tarea. Dominan dos tipos de tratamientos. El mecánico,
arrancar la espiga y posteriormente el resto de la planta. A continuación, se
limpia el suelo para dejar el menor número de semillas posible y se queman los
restos retirados. Está también el método químico, con el que se usan herbicidas
sistémicos lugares donde las condiciones lo permiten.
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