La ardilla moruna, cuyo nombre científico
es Atlantoxerus
getulus, es un roedor pequeño caracterizado por poseer un pelaje
corto y pardo marcado por dos líneas claras y cuatro oscuras en su dorso. Su
rango nativo de distribución comprende el extremo noreste de África. En España
solo vive en Fuerteventura, donde fue introducida en 1965, y en la que
actualmente está ampliamente distribuida.
Así
mismo, entre 1996 y 1998 se capturaron 15 individuos en varias localidades de
la isla de Gran Canaria, fruto de liberaciones accidentales e introducciones
voluntarias, aunque no se puede afirmar que se hayan establecido poblaciones
silvestres en dicha isla. En 2006 se capturaron tres individuos de una pequeña
población aparecida en la Isla de Lanzarote.
Es una
especie omnívora, aunque con una mayor predilección por los vegetales. Depreda,
además de otras muchas plantas, sobre 5 especies en peligro de extinción.
También provoca daños en los cultivos al alimentarse de las cosechas y
deteriorar muros al construir madrigueras. En el apartado animal sobresale el
consumo de moluscos terrestres, un grupo representado por 13 especies endémicas
en Fuerteventura. Además de todo esto, la ardilla se aprovecha de la simpatía
que despierta entre humanos para conseguir comida fácilmente, siendo frecuente
que turistas y nativos las alimenten a cambio de una foto o una simple
observación cercana.
Por
otro lado, este roedor introducido sirve de recurso alimenticio para aves como
el cernícalo, el cuervo, el ratonero común y el extremadamente amenazado
alimoche canario o guirre, que se alimenta de sus cadáveres. Sin embargo,
también lo es para el mamífero introducido más peligroso en las islas: el gato.
Estos predadores son el único factor regulador de la ardilla en Fuerteventura
ya que no posee competidores.
En
Fuerteventura se ha comprobado que transporta amebas altamente patógenas para
los humanos, además de especies bacterianas también contagiosas para
animales silvestres y el hombre. En su área de procedencia puede llegar a
provocar la muerte por septicemia global como consecuencia de su mordedura.
Como
medidas de gestión en esta isla se está intentado controlar la población puesto
que su erradicación es ya posiblemente inviable. Para evitar que se llegue a
este punto, en Gran Canaria y Lanzarote se están llevando campañas de seguimiento
y erradicación. Como con otras especies exóticas invasoras sería
fundamental acompañar estas acciones con campañas de información y
sensibilización para hacer ver a la población el carácter invasor de esta
especie y el impacto negativo que supone para la frágil biodiversidad canaria,
así como regular la tenencia de ejemplares en cautividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario